La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) corresponde a un grupo de patologías complejas que afectan de preferencia al tracto digestivo en cualquiera de sus segmentos, con marcada predilección por la mucosa del intestino delgado y colon.
Estas enfermedades son de curso crónico, con periodos actividad ¨brotes¨ y luego períodos de remisión. En la práctica clínica se pueden diferenciar principalmente 2 tipos que corresponden a la Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn.
Para comprender cómo diagnosticarla y tratarla oportunamente, el doctor Miguel Valenzuela, médico internista y gastroenterólogo de Clínica Alemana Osorno, entrega detalles sobre esta enfermedad.
¿Por qué se produce la Enfermedad Inflamatoria Intestinal?
Éstas son patologías complejas que se producen principalmente por interacción de 3 factores:
- Factores genéticos
- Factores medioambientales
- Factores inmunológicos
Estos factores provocan un desorden de la respuesta inmune local que trae consigo un daño inmuno-mediado a la mucosa intestinal, es decir equivale a un ¨error inmunológico¨ en el que el propio sistema inmune del paciente ¨reconoce como extraño¨ a su mismo intestino, por lo que activa los mecanismos de defensa tal como si defendiera de una infección.
¿Qué tipo de pacientes tiene mayor predisposición de desarrollarla?
Dentro de los pacientes que se encuentran con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad están aquellos que son portadores de alguna otra enfermedad inmunológica previa como:
- Artritis Reumatoide
- Psoriasis
- Lupus
- Tiroiditis, etc.
También aquellos pacientes con antecedente de algún familiar directo que padezca la enfermedad y, pacientes con alto consumo de tabaco o antiinflamatorios.
Sin embargo, existe un gran número de pacientes que no tienen estos factores de riesgo y debutan con la enfermedad.
Por otra parte, del punto epidemiológico se ha observado que estas enfermedades presentan 2 peak de incidencia que están entre los 20-40 años y el 2do peak entre los 60-70 años, por lo que la presencia de síntomas en estos grupos nos tiene que alertar.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Son variados, pero se centran en la altercación del tránsito intestinal. Es decir, aumento de la frecuencia de evacuaciones diarias de carácter patológico (deposiciones mucosas o sanguinolentas), asociado a síntomas de mala evacuación como lo son el pujo (necesidad dolorosa de evacuar) o tenesmo (sensación de evacuación incompleta) y dolor abdominal bajo (bajo la zona del ombligo).
Por su parte la Enfermedad de Crohn destacan la presencia de masas inflamatoria en la zona abdominal y la presencia de fistulas complejas en la región perianal.
¿Suele confundirse con alguna otra enfermedad?
Si, es lo habitual, por ser de presentación tan variada y afectar a un amplio grupo etáreo. Lo habitual es confundirlo con una infección intestinal o un cuadro de diarrea prolongada lo que generalmente lleva a un retraso en el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica y cuál es su tratamiento?
Como son enfermedades complejas, su diagnóstico tiene que alinear al menos 4 ejes. El primero, es documentar un estado inflamatorio a través de exámenes generales, como el hemograma, PCR y Calprotectina fecal.
En segundo lugar, se tiene que descartar infecciones intestinales intercurrentes. En tercer lugar se debe realizar una Colonoscopía Completa con evaluación del último segmento del intestino delgado (ileon). Y, en cuarto lugar, se debe obtener muestras de biopsias para la búsqueda de alteraciones inflamatorias crónica.
En cuanto a su tratamiento, se enfoca en reducir la respuesta inmune inflamatoria hacia el intestino a través de medicamentos como corticoides, inmumoduladores (Azatioprina).
Actualmente, para los casos más severos de la enfermedad, se cuenta con medicamentos de última generación que actúan a nivel molecular frenando la respuesta inmune específica contra el intestino, que son los llamados ¨Tratamientos Biológicos ¨ como lo son el Infliximab, Adalimumab y Golimumab entre otros.
¿Se puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias intestinales?
Hasta el momento, no se cuenta con alguna medida específica que proteja contra el desarrollo de esta enfermedad, sin embargo para reducir el riesgo de desarrollarla se recomienda mantener hábitos de vida saludable, con alta ingesta de fibra vegetal (al menos 3 o 5 porciones de frutas o verduras por día).
También se sugiere, reducir alimentos con alta carga de antioxidantes como son el exceso de carnes rojas, grasa de origen animal y alimentos procesados. Asimismo, se recomienda evitar hábitos como la sobre utilización de antiinflamatorios y el tabaco.
De este último, se ha demostrado que adelanta la edad de inicio de la enfermedad en pacientes susceptibles y empeora su comportamiento clínico, desarrolla presentaciones más graves que llegan incluso a la necesidad de cirugías resectivas.
Los pacientes con esta enfermedad ¿qué acciones adicionales, pueden incorporar para mejorar su tratamiento?
Los pacientes que ya se encuentran en tratamiento, se recomienda:
- Mantener hábitos saludables comentados
- Controlarse periódicamente a través de exámenes generales y exámenes no invasivos como la calprotectina fecal cuantitativa (que mide la actividad inflamatoria del colon)
- Realizar un examen colonoscópico cada 3 o 5 años según la actividad de la enfermedad
- Mantener esquemas de vacunaciones al día, principalmente, contra enfermedades infecciosas.