Dra Beatriz Hales, ahondó en la sintomatología de las patologías tiroideas más frecuentes y el impacto de la función tiroidea en la reproducción.
El hipotiroidismo y los nódulos tiroideos, son las enfermedades de la glándula tiroides con mayor prevalencia en la población chilena.
Las enfermedades tiroideas si bien, afectan mayoritariamente a mujeres entre los 30 a 50 años, también se presentan en hombres y a cualquier edad.
De acuerdo a la médico internista y endocrinóloga, Dra Beatriz Hales, “la glándula tiroides tiene como finalidad tomar el yodo de nuestra ingesta y transformarlo en hormona la cual es necesaria para todos los procesos celulares de nuestro organismo”. Una función fundamental, cuya alteración puede llegar a producir una serie de trastornos en quienes la padecen.
En este contexto, la profesional y especialista del Centro Médico SpA de Clínica Alemana Osorno, explicó algunos síntomas de las enfermedades tiroideas más frecuentes y su impacto en la salud de las personas.
– En cuanto a sintomatología, ¿en qué se diferencias de las enfermedades tiroideas más frecuentes?
El hipotiroidismo como tal tiene todo el cortejo sintomático del déficit de hormona tiroidea. Aquí se presenta un paciente decaído, cansado, puede aparecer como depresión, aumento de peso, intolerancia al frío, entre otros. Sin embargo, también está el hipotiroidismo subclínico que es lo más frecuente y que no manifiesta ningún síntoma.
En el hipertiroidismo, lo más destacable es que los pacientes presentan una importante baja de peso con apetito conservado o aumentado, intolerancia al calor, taquicardia, irritabilidad, intranquilidad o a veces insomnio.
Por otra parte, los nódulos tiroideos no suelen tener síntomas. Éstos, frecuentemente son pesquisados por el propio paciente, un familiar o por el médico a través de un examen físico o por una ecotomografía tiroidea.
La tiroiditis subaguda, en cambio, es una enfermedad en que un virus afecta la glándula tiroídea, es poco frecuente pero muy inhabilitante porque cursa con mucho dolor en la zona tiroidea irradiado hacia los oídos y que cursa con alteraciones de la función tiroidea transitoria.
– La función tiroidia, ¿incide en la fertilidad?
La fertilidad si se ve afectada cuando hay patología tiroidea. Se necesita un eje tiroideo normal para embarazarse (habiendo excepciones que por supuesto son un problema para el desarrollo del embarazo y para el producto de la gestación). Esto lo tienen muy claro los ginecólogos cuando evalúan a una paciente con problemas de fertilidad.
– El embarazo, ¿afecta el funcionamiento de esta glándula?
En el embarazo puede existir un crecimiento de la glándula tiroidea que puede ser inocua, pero lo que sí es importante es estar atentos a las alteraciones de la función tiroidea que en éste último tiempo ha tenido bastantes cambios en el manejo y que van a seguir teniendo porque son conceptos evolutivos basados en estudios para minimizar los riesgos materno-fetales. Por ello, los ginecólogos están siempre atentos y preocupados de realizar los exámenes precozmente y afortunadamente está el concepto de parte del paciente de solicitarlo.
– Factores externos como la obesidad, el tabaquismo, el estrés u otros, ¿afectan la función tiroidea?
La función tiroidea no se ve afectada por condiciones externas que el paciente pueda intervenir o cambiar (sedentarismo, obesidad, etc). Pero si, la patología nodular tiroídea aumenta con la edad.
– En la última década, ¿las enfermedades de la glándula tiroides, han aumentado o disminuido?
En la última década, claramente ha habido un aumento de patología tiroidea, pero muy influida por el empoderamiento y conocimiento de la población de lo que son las enfermedades tiroideas y solicitar su estudio.
– ¿Cuál es la recomendación para prevenir y/o detectar a tiempo estas enfermedades?
La recomendación sigue siendo que las personas, en las edades de mayor riesgo (30 a 50 años), soliciten a su médico tratante exámenes para evaluarse la función tiroídea, y en el caso de presentar alguna patología, iniciar su tratamiento en forma precoz para evitar los síntomas propios del déficit o aumento en la producción de las hormonas.