La cirugía de prótesis de rodilla es la mejor alternativa para aquellos pacientes que padecen de dolor intenso y problemas de movilidad a causa de una artrosis severa.
La artrosis de rodilla es una de las patologías de mayor prevalencia y que más repercute en el bienestar de los adultos mayores de 50 años, ya que se les dificulta: subir o bajar escaleras, caminar o practicar algún deporte.
Con el avance de la edad, los síntomas de la artrosis de rodilla tienden a intensificarse, manifestándose en forma de:
- Dolor
- Crujidos
- Inflamación en la articulación
Estos molestos síntomas pueden limitar la capacidad de movilidad de las personas, afectando su capacidad de desplazarse con comodidad.
Es a partir de los 65 años en promedio cuando aumenta la frecuencia de las cirugías de prótesis de rodilla.
Sin embargo, los efectos de la artrosis no se limitan a los adultos mayores, ya que los jóvenes también pueden verse afectados, especialmente aquellos que practican deportes de alto impacto y con rebote.
Este tipo de actividades puede ocasionar un mayor desgaste en las articulaciones, lo que los convierte en candidatos para un reemplazo articular debido al deterioro de los cartílagos articulares o a la presencia de artrosis.
¿Qué implica la artrosis?
La artrosis se caracteriza por alteraciones en la estructura de los cartílagos, que llevan a la pérdida de sus componentes esenciales, resultando en la deshidratación y adelgazamiento del cartílago articular.
Aunque puede afectar cualquier articulación, suele ser más común en regiones como:
- Las manos
- Columna vertebral
- Cadera
- Rodilla y tobillo
Diagnóstico y exámenes
El diagnóstico de la artrosis de rodilla se basa en una evaluación exhaustiva llevada a cabo por especialistas.
Dependiendo de esta evaluación, se pueden requerir exámenes complementarios, que van desde radiografías simples hasta resonancias magnéticas con el uso de medios de contraste.
La etapa en la que se encuentre la artrosis es fundamental para determinar el enfoque del tratamiento.
En casos iniciales, es posible que se opte por un abordaje médico conservador. Sin embargo, si la degeneración articular es significativa y provoca dolor y deformidad que afecta la calidad de vida del paciente, la cirugía puede ser recomendada como opción para mejorar su bienestar, según lo indican los especialistas en Clínica Alemana Osorno.
Cirugía prótesis de rodilla
Cuando los deterioros en la rodilla alcanzan niveles más avanzados y se presentan en pacientes de edad avanzada, la opción de tratamiento más adecuada es la cirugía.
La cirugía de reemplazo articular, conocida como artroplastia, se enfoca en aliviar el dolor y restaurar la movilidad de la articulación, así como la función muscular.
Por lo tanto, la implantación de prótesis se considera cuando la enfermedad subyacente ha causado un daño considerable, originando un dolor severo o una alteración significativa en la función de la articulación.
Una prótesis es un componente artificial diseñado para reemplazar una articulación natural dañada y que no puede ser reparada.
Durante este procedimiento, se sustituye el cartílago deteriorado por una superficie artificial completamente nueva.
La cirugía de prótesis de rodilla es reconocida como uno de los tratamientos médicos más efectivos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Aunque esta intervención se caracteriza por su alta complejidad técnica y requiere varios días de hospitalización, los resultados obtenidos en Clínica Alemana Osorno cumplen de manera satisfactoria con los estándares internacionales.
Post operatorio
Después de 24 horas después de haber realizado la cirugía de prótesis de rodilla, el paciente comienza a caminar, poco tiempo, varias veces al día.
En el día 15 después de la cirugía, continuan con caminatas y ejercicios isométricos para el fortalecimiento muscular.
A lo largo de esta fase, se recomienda continuar con el tratamiento antiinflamatorio, independientemente de si los pacientes sienten la necesidad de utilizarlo. Esto contribuirá a reducir la inflamación normal tras la intervención y evitará que limite el proceso de recuperación.
Asimismo, se aconseja aplicar crioterapia (compresas de hielo) varias veces al día para ayudar en la gestión de la inflamación y la comodidad.
A contar de la tercera y sexta semana los pacientes recuperan la confianza en su rodilla, así como el arco de movilidad completo, por lo que pueden caminar sin restricción.
Finalmente, a partir de la sexta semana se levantan todas las restricciones y el paciente gradualmente recupera la capacidad de realizar movimientos, además de reincorporarse a su trabajo habitual de manera progresiva.
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